Agricultura Orgánica

Los abonos orgánicos son sustancias de origen natural, como restos vegetales, estiércol, o compost, que se utilizan para mejorar la calidad del suelo y proporcionar nutrientes a las plantas. A diferencia de los fertilizantes químicos, los abonos orgánicos no contienen productos sintéticos y se descomponen lentamente, liberando nutrientes de forma gradual.

  • Compost: Es un abono orgánico muy común, resultado de la descomposición de materia orgánica, como restos de comida, hojas, y estiércol, bajo condiciones controladas.
  •  Estiércol: Proviene de animales, como vacas, caballos, o gallinas, y es una fuente rica en nutrientes.
  • Abonos verdes: Se obtienen de cultivos específicos, generalmente leguminosas, que se siembran y luego se incorporan al suelo, enriqueciéndose con nitrógeno y materia orgánica.
  • Humus de lombriz: Producido por la descomposición de materia orgánica por lombrices, es un abono rico en nutrientes y microorganismos beneficiosos.

El bocashi es un tipo de abono orgánico fermentado, originario de Japón, que se utiliza para mejorar la calidad del suelo y nutrir los cultivos. Es un proceso aeróbico que acelera la descomposición de materiales orgánicos como restos de alimentos, estiércol y residuos de jardín. El bocashi aporta nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio, además de mejorar la estructura y la actividad microbiana del suelo.

La elaboración del bocashi implica mezclar diferentes materiales orgánicos, como estiércol, salvado, melaza, cascarilla de arroz, carbón vegetal y microorganismos de montaña. Estos ingredientes se combinan y se fermentan durante un período de tiempo, con volteos regulares para asegurar una correcta oxigenación. El proceso de fermentación transforma la materia orgánica en nutrientes disponibles para las plantas, a la vez que reduce el riesgo de enfermedades y plagas.

  • Mejora la fertilidad del suelo: Aporta nutrientes esenciales y mejora la estructura del suelo, lo que favorece el desarrollo de las raíces y la absorción de agua y nutrientes por las plantas.
  • Incrementa la actividad microbiana: Los microorganismos presentes en el bocashi ayudan a descomponer la materia orgánica y a liberar nutrientes en formas asimilables por las plantas.
  • Reduce la necesidad de fertilizantes químicos: Al mejorar la fertilidad del suelo, el bocashi ayuda a disminuir la dependencia de fertilizantes químicos sintéticos, lo que reduce el riesgo ambiental.
  • Es un proceso sostenible: Utiliza materiales orgánicos de origen local, lo que reduce los residuos y promueve la economía circular.
  • Mejora la salud de las plantas: Al fortalecer el suelo y nutrir las plantas, el bocashi contribuye a un crecimiento más saludable y resistente a enfermedades.

El bocashi se puede aplicar en diferentes etapas del cultivo, desde la siembra hasta el desarrollo de las plantas. Se puede utilizar en huertos, jardines, cultivos agrícolas y hasta en acuicultura. La dosis de aplicación varía según el tipo de cultivo, el tipo de suelo y las condiciones climáticas.  En resumen, el bocashi es una técnica de abono orgánico que ofrece numerosos beneficios para la agricultura sostenible, mejorando la fertilidad del suelo y la salud de las plantas de manera natural y respetuosa con el medio ambiente.

La Conexión Intestino - Cerebro

La conexión intestino-cerebro no es ninguna broma; puede vincular la ansiedad con problemas estomacales y viceversa. ¿Alguna vez has tenido una experiencia "angustiosa"? ¿Algunas situaciones te provocan náuseas? ¿Alguna vez has sentido "mariposas" en el estómago? Usamos estas expresiones por una razón. El tracto gastrointestinal es susceptible a estados emocionales. La ira, la ansiedad, la tristeza, la euforia: todos estos sentimientos (y otros) pueden desencadenar síntomas en el intestino. El cerebro tiene un efecto directo sobre el estómago y los intestinos. Por ejemplo, la mera idea de comer puede liberar los jugos gástricos antes de que llegue la comida. Esta conexión es recíproca. Un intestino con problemas puede enviar señales al cerebro, al igual que un cerebro con problemas puede enviar señales al intestino. Por lo tanto, el malestar estomacal o intestinal de una persona puede ser la causa o el resultado de la ansiedad, el estrés o la depresión. Esto se debe a que el cerebro y el sistema gastrointestinal (GI) están íntimamente conectados. Esto es especialmente cierto en los casos en que una persona experimenta malestar gastrointestinal sin una causa física aparente. En el caso de estos trastornos gastrointestinales funcionales, resulta difícil intentar curar un intestino alterado sin tener en cuenta el papel del estrés y las emociones.
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